En las siguientes semanas vamos a ir hablando de numerosos temas relacionados con la climatización industrial y las instalaciones de agua caliente y fría en las naves industriales. Para ello, cuando sea posible, pondremos ejemplos concretos de clientes, proveedores o proyectos que tenemos en marcha. En el post de hoy vamos a centrarnos específicamente en los procesos de frío industrial y agua caliente en la industria alimentaria. Y lo vamos a hacer de la mano de una empresa ejemplar, desde nuestro punto de vista. Llevamos colaborando con American Ringdough desde el comienzo de su andadura. Esta empresa murciana produce bollos a modo de “rosquillas”, con unas propiedades muy particulares:
- Tienen un 40% menos de grasa
- Poseen un 80% menos de grasas saturadas
- Tienen un 20% menos de azúcar
Después de varios años de investigación, han desarrollado una tecnología propia que produce unas 1.200 unidades cada hora. La producción se envasa y ultra congela en cámaras hasta los -18 ºC o se distribuye directamente para la venta en cajas de 48 unidades. Durante la fabricación se mezclan los distintos ingredientes, donde está presente el agua como elemento fundamental. Este agua debe estar a una temperatura determinada para generar una masa con unos parámetros muy concretos de temperatura y humedad. La masa se vierte en el cuerpo de la máquina principal, la cual va generando los bollos, que pasarán por una cámara de fermentación, una freidora y posteriormente un proceso de enfriamiento.
Aunque todo lo anterior puede sonar muy industrial, no nos dejemos llevar por las apariencias. Una cosa es la fabricación en cadena de algo y otra diferente, aunque similar, es un proceso mecanizado e industrial, independiente de cualquier interferencia humana. El proceso ha sido meticulosamente orquestado por un servicio de ingeniería y especialistas en alimentación. Además, en cualquier momento se puede configurar la cantidad de masa, el tiempo de fermentación, el tamaño del producto, etc, etc.
En toda la cadena de producción, habrá zonas donde el producto sufra unas temperaturas medias (fermentación), altas (freidora) y bajas (zona última de enfriamiento). De esta manera y en muy pocos minutos, una vez que todo el proceso está en marcha, toda la cadena recapitula, simplifica y automatiza el mismo proceso que podríamos realizar de forma artesanal en nuestras casas si queremos hacer cualquier producto de repostería que implique el uso de aceite a alta temperatura.
CLIMATIZACIÓN INDUSTRIAL EN LAS EMPRESAS DE ALIMENTACIÓN
Congelar el producto recién fabricado permite mantener sus propiedades una vez se descongela para su consumo. Las cámaras de congelación no son otra cosa que grandes frigoríficos fabricados de material aislante (panel sándwich), que tienen en su interior unos conductos por donde sale el aire frío. En el interior habrá un termostato que determinará cuándo se pone en marcha el sistema, para balancear y mantener la misma temperatura en todo momento, abramos o no las puertas cuando entremos o salgamos con las cajas de producto. Por otro lado estará la unidad exterior con el compresor, que será la encargada de realizar ese trabajo de mantener la temperatura en el interior de la cámara. Algo similar a lo que realizan las bombas de calor de los splits de nuestras viviendas, pero con unos rangos de temperatura más extremos.
En todo el proceso de fabricación, los requerimientos en seguridad alimentaria deben ser extremos. En cualquier momento hay riesgo de contaminación, por lo que se tiene que extremar el manipulado de toda la maquinaria y del producto. No sólo se debe vigilar la indumentaria de todo el personal que trabaje en las instalaciones, sino que las máquinas deben limpiarse después de su uso diario, así como los utensilios o cubetas, la amasadora… Todo ello se tiene que fregar y limpiar escrupulosamente con agua caliente para garantizar unos niveles higiénicos a la altura de la fabricación.
Nos ayudarán en esta tarea el calor y los productos desinfectantes. Ellos destruirán la mayor parte de gérmenes mesófilos que pueden afectar a los alimentos que consumimos, alterando sus propiedades organolépticas y afectando a nuestra salud. Usualmente, el agua caliente provendrá de un calentador eléctrico, que nos permitirá un flujo constante en todo momento.
De la misma forma que American Ringdough confía en Prointer Murcia para llevar el mantenimiento de sus sistemas de climatización, agua caliente y energía solar fotovoltaica, podemos asesorarle en su empresa. De esta forma:
. Cumplirá con la normativa vigente y con los estándares de higiene y salud
. Disminuirá las averías de la maquinaria, evitando pérdidas en la producción
. Mejorará su rentabilidad, porque aportamos soluciones creativas en su industria alimentaria